Se acabó el tomate!

Aún es pronto para aventurar las causas por las que echa el cierre el producto estrella de la telebasura nacional. Pero es indudable que el procedimiento no es muy transparente: los presentadores han dicho que estos tres días serían los más 'fuertes uyuyuyuy' porque, digamos, más no les podía pasar. Pero El País asegura que la emisión se ha acabado súbitamente hoy y que, hasta el viernes, emitirán reposiciones (¿descomposiciones antiguas?).

Por qué desaparece tan súbitamente? Telecinco tiene casi veinte años, le estarán saliendo las muelas del juicio?

Nos animan a grabar nuestro mensaje de despedida... no os cortéis! Y, si no sabéis qué decir, podéis echar un ojo a su forma de decir adiós, de intriga malsana, de envidia e invención al sevicio de la maldad. Es una mezcla entre 'Españoles, el Tomate ha muerto' y 'Es muy fuerte, pero podemos volver en cualquier momento así que, cuidadito con lo que hacéis que el Gran Hermano os vigila!!'.

Izquierdona

El Gran Wyoming es un gran comunicador. Cuando presentaba el Caiga Quién Caiga me parecía realmente ácido e inteligente pero, como ellos mismos parodian, pensaba que gran parte del mérito era de los guionistas. (El caso es que luego siguió el formato y cambiaron los presentadores… y ya no era lo mismo).

Wyoming tiene carisma y, entre la pléyade de monologuistas irónicos que ahora proliferan, ello le hace destacar. Ahora lo demuestra capitaneando El Intermedio (La Sexta) un programa que se hace corto (algo que no sucede con casi ningún otro espacio televisivo).

Alguien en La Sexta le dijo que tenía media hora para hacer lo que quería (“Si, total, no le verá mucha gente”) y Wyoming se desató y empezó a repartir a izquierda y derecha, sobre todo a la derecha. Aunque se observa que sigue un guión, es incuestionable que campa a sus anchas por el espacio y que le queda como un traje.

Las colaboradoras le van a la zaga (¿Para cuándo una mujer en el CQC?), le siguen en su humor irónico y en su socarronería… buenos, salvo Usun Yoon que basa su gracia en poner cara de pasmada y desconcertar al invitado.

Los retos que Thais Villas plantea a los políticos (Wii, Sing Star,…) son originales: muestra cómo son en el campo de batalla, cómo son las personas que hay detrás de esas mayestáticas señorías que ocupan un escaño siendo una ficha más de su partido político.

Divertidísimos son sus doblajes para demostrar que no necesitamos guionistas americanos e interesantes sus reportajes, como el de ayer 21 de enero, preguntando a madrileños de un barrio pijo y otro humilde, cuándo dinero llevaban encima y si sabían de qué color era un billete de 500€: eso sí que es una sociedad polarizada.

Cierto es que a esa hora compite con Escenas de Matrimonio, joya de la televisión igualitaria y progresistas, y con la ternura e improvisación de Pablo Motos en El Hormiguero, pero denle una oportunidad a La Sexta, que tiene buenas ideas.

PD: Seguidores de Federico, absténganse.