Estoy tan ocupada en ser feliz que tengo poco tiempo para ver la tele. Pero la programación es tan buena que, con una pequeña dosis, te pones al día rápidamente. Cómo está el panorama... el declive de Tele5 es un filón de intentos fallidos por recuperar la audiencia.
Hace dos semanas soporté cinco minutos del deslabazado y personalista La Tribu. Sardá y los suyos quieren vivir de las rentas, de la sombra que aún les da (sobre todo en sus cuentas bancarias) el rey sol Crónicas Marcianas. El programa era un puzzle con piezas sueltas que se removían en una caja esperando que, por arte de magia, acabaran encajando. Pero no lo hacían... es un grupo de amiguetes intentando vivir de su glamour y gracejo sin guión ni propósito.
Quise darle una segunda oportunidad porque recuerdo cómo empezó Crónicas y esperaba que tal vez La Tribu pudiera seguir ese camino: buenas y originales entrevistas y una dosis de humor. Pero ni siquiera Mercedes Milá ha querido darle esa segunda oportunidad!!!
Esta periodista afirma que un programa es bueno si lo es su índice de audiencia. El periodismo es un bazar de maravillas, si consigues que la gente te compre, tu producto es bueno. Ergo Dónde estás corazón? es bueno y Lost es malo; el seguimiento del asesinato de Marta del Castillo es bueno y el debate sobre el Estado de la Nación es malísimo para la sociedad. Aunque ella no se vende, asegura, deja La Tribu porque no tiene audiencia... y se centra en Gran Hermano que, dónde va a parar, es un programa con muchos seguidores=bueno= buen periodismo.
Ella misma lo explica en su blog: "Cuando estudié periodismo nos eneseñaban a diferenciar entre el periodismo serio y el amarillo. Eso fue hace ya muchos años y desconozco si aún existe hoy esa diferencia. Lo que sí sé es que hay medios de comunicación que dan lecciones y otros que las reciben". ¡Qué me he liado! que no está hablando de la clase de programas que hace ella sino que tiene talante para darle lecciones de periodismo a El País.
