lunes, 30 de junio de 2008

Un gran espectáculo

Las nuevas cadenas privadas, Cuatro y La Sexta, han mejorado, sin duda, la oferta televisiva nacional. Han apuntado a un target generalmente descuidado por la televisión generalista (gente joven, urbana, con intereses sociales,...) y han dado en la diana.

Ojo, no han partido de cero. Tras La Sexta está la trabajada suerte televisiva de Emilio Aragón, su Grupo Árbol, El Terrat,... Cuatro está respaldada por el grupo Prisa. Y eso no es decir cualquier cosa. La cadena roja cuenta con las influencias y el capital empresarial y humano del mayor grupo de comunicación del país. Y, sin lugar a dudas, lo ha sabido aprovechar para realizar un magnífico seguimiento de la Eurocopa.

El deporte es un espectáculo muy rentable en este país, si sabe gestionarse y convertirse en mucho más que un programa televisivo. Aunque la cobertura de las Olimpiadas de 1992 en TVE fue memorable, no podemos hablar de espectáculo televisivo en el sentido y el nivel que alcanzan las cadenas privadas actuales. Comenzó Canal+, reinventando la retransmisión de los partidos de fútbol con cámaras imposibles, grandes narradores (Carlos Martínez, la voz del fútbol) y con El día después, una estupenda combiación de deporte, diversión y escuela de fútbol que nos hizo a muchos amar el deporte rey.

Años después, Tele5 decidió invertir en los derechos de la fórmula 1 y convertirla en un espectáculo en toda regla. Profesionales afables y que entendían de la materia ( capitaneados por Antonio Lobato), un propósito pedagógico pero irónico de hacernos pensar que la ingeniera de los bólidos de Ferrari nos servirá para algo en nuestro Seat Ibiza, un equipo técnico espléndido y un campeón nacional, inaccesible y competitivo, que hace saltar la testosterona patria, han sido las bases de su triunfo.

Cuatro ha elaborado una fórmula magistral. Ha cogido la esencia del equipo de deportes de la Cadena Ser, el más experimentado, carismático, completo y divertido de la radio en España. Le ha añadido la profesionalidad de Angels Barceló, la juventud de Nico Abad y un sinfín de artistas, políticos, deportistas, que han colaborado en crear una tertulia dinámica y atractiva. Ha realizado un seguimiento intensivo de la selección con los mejores medios técnicos. Y, sobre todo, ha liderado y exaltado el sentimiento patriótico con una extraordinaria campaña de márketing que cristalizó en símbolos como la Plaza de Colón, el Podemos y la fuerza del color rojo. Y es que el fútbol es así; canalizador de ilusiones colectivas, creador de tópicos que disfruta destruyendo y materia de la que todo buen español tiene alguna teoría.

Cierto es que, cuando se gana, todo parece mejor. Pero la cobertura de Cuatro de esta Eurocopa ha sido, a todas luces, magnífica. La implicación personal y profesional de periodistas como Manolo Lama y Manu Carreño (y su sentido del humor), Juanma Castaño (relevo generacional de calidad acreditada), Maldini (y su maestría) o Carlos Martínez nos hace olvidar las dos únicas notas átonas del programa, los "hijo de" o "novia de" que con entrevistar a la abuela de Casillas o sonreír pensaban que ya habían trabajado.


lunes, 23 de junio de 2008

Podemos!

España rompió el maleficio de los cuartos, de Italia, de los penaltis y del jugar como nunca y perder como siempre.

Podemos!!


martes, 17 de junio de 2008

Quién era ese político de derechas?

Pelo castaño, barba blanca, ligero acento gallego y pantalones cortos... Rajoy! Ya decía yo que me sonaba de algo el señor al que entrevistaron anoche en Antena 3.


No sabía yo qué había sido de las andanzas de este político después de la derrota de las pasadas elecciones y después de que se abriera el melón sucesorio en su partido y todos reclamaran su parte. No nos alarmemos: el PSOE atravesó varios congresos especialmente cruentos (el XXXIII a mediados de los noventa, cuando el guerrismo fue apartado de la ejecutiva del partido; el de la inesperada elección de Zapatero frente a políticos más conocidos y aparentemente respaldados) y lleva dos legislaturas gobernando.


Rajoy habló mucho anoche, a pesar de que muy pocos le viéramos. Para algunos, nadie se acuerda del líder del PP. Y, visto lo que dijo anoche, no me extraña. En primer lugar, porque habló mucho pero no respondió nada, al menos nada de lo que le preguntaron. El político gallego se salió por la tangente en todas las preguntas, quería dar un mensaje de tranquilidad sobre la situación del partido en cada frase independientemente de lo que le preguntaran. Fue un diálogo al estilo guiñol: el periodista le preguntaba cuál ha sido su peor momento desde que perdió las elecciones y el respondía qué era lo mejor que le había pasado.


En segundo lugar, porque lo poco que dijo fue para darle la oreja que le faltó por cortar a José Tomás ayer en Las Ventas... y los dos rabos. Le preguntaron por la situación inmobiliaria del país, cómo la arreglaría: ni corto ni perezoso dijo que no hay que intervenir, que hay que dejar actuar al mercado para que se arregle solo. Con qué legitimidad piden ahora al gobierno que mejore la situación del transporte, de la sanidad, de la vivienda...?

lunes, 16 de junio de 2008

Centralismo y Sequía

No se ha acabado la sequía en España.

No ha llovido todo el mes de mayo.

Los pantanos no han recuperado su nivel de meses anteriores.


No, esto sólo ha sucedido en Cataluña y en Madrid, al parecer. Pero Andalucía sigue padeciendo una sequía pertinaz. Los pantanos de Málaga están al 28% de su capacidad y porque hay uno, en Marbella, que está al 100% y maquilla la sequía de los demás.


Padecemos el centralismo informativo en todos los aspectos. Las caravanas que causan las obras M40 nos llegan en los informativos nacionales y, personalmente, no me afecta para nada. En Málaga se han vivido algunos de los incidentes más preocupantes de la huelga del transporte pero sólo preocupaba que se colapsaran los accesos a Madrid.


Y en Barcelona ya tienen agua! me parece genial, me alegra infinitamente que esta gran ciudad no tengra problemas de abastecimiento. Pero en Andalucía, la región más poblada de España, no llueve y no ha llovido en mayo como lo ha hecho en el resto del país. Seguro que, si eres de León, de Tarragona o de Guadalajara pensarás que ha habido un mayo genialmente lluvioso para todos porque no ha habido periódico ni televisión que no haya comentado el espejismo del minitrasvase a Barcelona. El error del Gobierno o su buena voluntad, según se mire.


Pero hay que mirar más allá. En Andalucía occidental sufrimos el quinto año de sequía consecutivo. La sequía informativa sobre este hecho es igualmente alarmante. El centralismo madrileño y catalán nos asfixia haciendo creer que de su lluvia bebemos todos.

miércoles, 11 de junio de 2008

Miedo

La gente sensata se resiste pero el miedo corre como una mecha encendida en la pólvora de la alarma televisada, del nerviosismo contagioso y del consumismo compulsivo. Frente al lícito derecho de los transportistas de ponerse en huelga, tenemos que responder con normalidad y sin caer en el pánico ni el tremendismo. No estamos en guerra, no vamos a morir de hambre, no veremos los coches abandonados en mitad de la autovía como en La Guerra de los Mundos.

La huelga es indefinida porque no tiene fecha de fin establecida, pero no porque vaya a durar para siempre. También es indefinida porque no se sabe muy bien qué es lo que se pretende con ella en tanto el Gobierno no fija el precio del combustible.


Y, en este panorama, caigo en el eterno dilema de las huelgas: es normal que una huelga cause molestias al resto de ciudadanos, pero ¿hasta qué punto es lícito llevar esas molestias al máximo? Tenemos que soportar que escaseen los alimentos frescos en el súper (más por el alarmismo consumista que por el desabastecimiento real) pero, ¿por qué los camioneros están provocando caravanas en el acceso a las ciudades? ¿por qué fuerzan la máquina?

Las consecuencias no directas de las huelgas, las agudizadas y forzadas, causan el hartazgo de la población. Eso puede desembocar en que el histerismo se transforme en apoyo a los huelguistas frente a un Gobierno impasible; pero también en que la población se hastíe y no entienda qué se reclama exactamente porque, para todos nosotros, la gasolina ha subido y no podemos pretender que un gobierno paternalista nos solucione la vida.

Sin duda, la subida del combustible afecta más a los que viven directamente de él. Pero habría que rascar en la superficie del problema y ver, por una parte, que las grandes empresas del transporte tienen un margen de beneficio muy alto que, sin duda, puede y tiene que corregirse a la baja, como reclama la economía actual. Y, en segundo lugar, que el Gobierno no debe realizar una intervención tan brusca en el mercado económico actual. El intervencionismo económico sería poner un parche a una situación que tiene que fluir y reconducirse negociando; una cosa es establecer un marco legal justo para el sector, otra realizar una inyección económica que calle temporalmente las bocas y llene las carteras. Hay que adoptar medidas para que el mundo del transporte tenga una mejor y más justa redistribución de su evidente riqueza, pero han de saber que sentirán la crisis al igual que los panaderos, artistas o ingenieros.

La radio acaba de decir que los taxistas también van a empreder una jornada de paro por la subida del carburante. Señores, no olvidemos que el taxi, hace escasos tres meses, subió el precio de la bajada de bandera y del kilómetro considerablemente por este mismo motivo. A ver si vamos a aprovechar la coyuntura para pedir todos un poquito al Gobierno y ahogar las arcas públicas...

De cualquier manera, el histerismo se apodera de los españoles como la ceguera blanca de Saramago. Lo que verdaderamente aterra es imaginarse a una población temerosa de sí misma, agresiva y desconfiada que, ante la falta sobrevenida de comida, se alimente con algunos medios que aún no han entendido que no todo vale para hacer oposición; que el alarmismo y meter el miedo en el cuerpo de los ciudadanos no es la forma de acabar con el Gobierno sino que es la información, no la opinión, la que nos hará libres.

[Hoy, lunes 16, los autónomos y pequeños empresarios han abandonado sus medidas de protesta para no agudizar más la crisis del sector. Las medidas pactadas por los grandes y el Gobierno no fueron justas para los camioneros autónomos. El Gobierno se escuda en que ha dado ayudas que satisfacen a todos, pero lo cierto es que ha sido como crear una ley de comercio que trate por igual a El Corte Inglés con Ultramarinos Pérez.]