jueves, 28 de agosto de 2008

Qué joviales muchachas!!


TVE ha decidido renovar el estilo de sus programas del corazón y le ha a Anne Igartiburu que sea un poquito más dinámica, menos lacia, más expresiva... y la muchacha se ha puesto el mundo por montera y es un no parar de reír. Pasea por el plató, hace chascarrillos y juegos de palabras. Parece que se ha tomado un Sandevid antes de comenzar Corazón de Verano.


Que conste que, frente a los dañinos programas del corazón de otras cadenas, el estilo de periodismo rosa de este espacio y de Corazón, Corazón es mucho más recomendable. En ellos, los famosetes siguen siendo glamurosos, especiales y bellísimos, con una vida de ensueño. Aparecen frente a nosotros como una representación de la vida ideal que todos, en un momento u otro, anhelamos (en Aquí hay tomate, por ejemplo, se mostraba que los famosos se drogaban, insultaban y eran unos infelices con lo que, como todos en un momento u otro anhelamos, nuestra vida nos parecía mucho mejor).


En Gente, que cambió de presentadora recientemente, han decidido seguir la misma línea de Corazón de Verano y le han pedido a María Avizanda que camine por el plató y que agilice el discurso, que mezcle tragedias de gente anónima con cotilleos vanales del corazón... bueno, en eso no ha cambiado el programa.

viernes, 22 de agosto de 2008

Profesionales...

Cada uno vale para lo que vale.



Últimamente se ha puesto de moda sentar en la mesa de comentaristas a deportistas retirados. No es una mala práctica o, mejor dicho, no tiene porqué serlo. He ahí el caso de Chichi Creus: con él y su pizarra entendíamos mejor el baloncesto. Pero, sobre todo, de Perico Delgado. Este grandísimo ciclista es casi mejor comentarista: sabe descodificar los lances de todas las carreras, nos explica los recorridos, analiza los equipos y, sobre todo, junto a los buenos profesionales Carlos de Andrés y, antes, el desaparecido Pedro González, hace que una carrera de 200km sin puertos ni escapadas no pierda interés ni un momento.




No es el caso, sin embargo, de Fernando Romay. Con lo graciosillo que parecía en Mira quién baila y en toda esa clase de programas en la que se hizo tan frecuente y lo tremendamente aburrido que está siendo en los partidos de la selección en las Olimpiadas. El periodista intenta darle pie para que diga algo y nada, él a lo suyo, con esa voz tediosa y cansada que no aporta nunca nada. A veces explica cosas que sólo él entiende o sólo se dedica a repetir que así hay que jugar. Comenta los partidos como si estuviera sólo en su casa, viéndolo desde su sillón con una cervecita en la mano. Y ser comentarista no es eso, es mucho más y, Romay, te queda muy grande. No hace ningún comentario de valor, no aporta su experiencia como deportista para entender la estrategia del equipo y no es tan dinámico como el balocensto requiere.




Hay otros profesionales que se bastan y se sobran para comentar el deporte. La voz de Paloma del Río es un elemento más de la gimnasia rítimica, de la artística, del salto, de la sincronizada... es una peridista didáctica que no necesita aspavientos ni coletillas graciosas para captar la atención del espectador. Sabe cuál es su labor en la retransmisión y no la entorpece sino que, todo lo contrario, la agiliza para el televidente.

Entre unos y otros está Amat Casteller. No sé si es periodista o ex deportista, lo que sí sé es que realiza preguntas de lo más impertinente a los atletas: no se le puede decir a un profesional, después de estar cuatro años entrenando para los Juegos Olímpicos, si se siente un fracasado por no haberse clasificado para la final. La respuesta no aporta nada, tan sólo hurga en la herida de un deportista cabreado consigo mismo. Se puede preguntar por las causas del mal registro, por las sensaciones del deportista, pero hay formas de hacerlo mucho más respetuosas y que hacen menos daño a un atleta que, a buen seguro, sabe perfectamente que lo ha hecho mal. Parece que está enfadado con todos los atletas y quiere fustigarles... o un reportero del Tomate en el ámbito deportivo, que sólo pregunta para cabrear.

miércoles, 20 de agosto de 2008

El mejor espectáculo

Disfruten del mejor espectáculo deportivo del mundo: los Juegos Olímpicos. Cada cuatro años, sobrehumanos deportistas intentan demostrar que podemos llegar más alto, más lejos y ser más fuertes. Nos enseñan que el ser humano no tiene límites.

Se intenta rebajar los tiempos en todas las disciplinas, salvo en la cobertura televisiva que cada año va a más... como no podía ser menos. Y los amantes del deporte y de la buena televisión, lo agradecemos. En el aciago panorama televisvo estival, el trabajo de TVE y de sus profesionales es de felicitar*.

* Salvo el de los creativos y directivos que realizaron y escogieron cabeceras para los espacios deportivos en los que sólo salen siluetas de hombres, aunque presenten la modalidad femenina de los deportes. Tan sólo aparecen mujeres para anunciar la sincronizada y la doma... cómo va a montar una mujer en bici! o jugar al tenis!...