Se callaron por imperativo de Sofres las 100 gargantas que cantaban en La Batalla de los Coros. Cuatro adelanta tres semanas su final por falta de audiencia. El programa se dejaba ver, principalmente, por las actuaciones de los coros. Frente a ellos, Josep Lobató, un presentador joven, de nueva hornada, que se veía sobrepasado por la agilidad que intentaban darle al formato. En más de una ocasión confundió a los concursantes sobre su posición, increíblemente oscilante, en las votaciones de la audiencia.
El programa intentó reparar los errores de la segunda gala, en la que se mató toda la emoción sobre el ganador en el minuto 1, con una sobredosis de cambios en las votaciones. Pero siguió necesitando de una buena manufactura final. Le faltaba consistencia y coherencia interna para estar terminado, las piezas del puzzle estaban sueltas. Las partes del programa se sucedían deslabazadas.
Y así no se rentabiliza una inversión considerable de la cadena en un formato que, incluso si hubiera triunfado, tan sólo habría durado seis semanas. Tenía muy poco margen apra ser rentable. Por ello me pregunto si no es menos deficitario continuar el programa estas tres semanas que le quedan ahora que está la mayor parte de la inversión hecha. Encontrar un repuesto para las noches de los miércoles, en primer time, que enganche a la audiencia, no es una tarea sencilla ni se hace en dos semanas.
Algo similar le ocurre al otro prostíbulo televisado de la cadena de Prisa, Granjero busca esposa. Éste, en tono más rural y campechano que el de Tele5, se ha estado preparando durante meses y se va a liquidar en tres semanas. Cómo es el amor...
Cuatro lo importa todo y, como bien es sabido, no todo lo que triunfa en otros países tiene éxito aquí.
La última voz que se callará esta semana será la impostada e inverosímil LaLola. El histrionismo llevado al extremo en todos sus personajes y ese tristemente disimulado acento catalán de la protagonista, que se intenta camuflar con el mismo éxito que Vigo Mortensen en Alatriste, echaban para atrás.
Tal y como están las tardes hoy en día, tal vez no sean las últimas voces que se apaguen esta semana en la sobremesa televisiva, huérfana de líderes consolidados.