La victoria de Rafa Nadal hoy en el Open de Australia es una lección más de calidad, tesón y motivación a la que este chico nos tiene malacostumbrados. Pero las lágrimas de Federer, hasta la fecha el mejor tenista de todos los tiempos, han sido un baño de dignidad y humildad propio de un verdadero deportista. Serio, impecable en la técnica, discreto y grandísimo tenista, se siente impotente ante el ímpetu de un chaval joven, magistral, combativo y respetuoso.
Una delicia para los espectadores. Un espectáculo con una calidad humana y deportiva que rara vez se ve en la milla dorada de los campos de fútbol.
En este duelo ya no sabemos quién es David y quién Goliat. Pero las fortalezas y debilidades están más que claras en otros terrenos: Madrid es el todopoderoso ombligo del mundo informativo. La nieve dificultó, literalmente, la señal durante el partido de tenis. Pero, luego, el resto de España siguió bajo el temporal desafiando el centralismo informativo de Madrid.
Los periódicos y las televisiones han ignorado el tornado que ha pasado por Málaga, arrancando techos de edificios, una carpa de circo, el techo de la estación de autobuses y la del AVE, decenas de árboles... Hasta la fecha, sólo hay que lamentar heridos leves. Démosle tiempo a las cadenas para reaccionar y comparemos mañana la cobertura dada a ambas provincias en los telediarios...
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