viernes, 9 de abril de 2010

Sardá con todos y todos con(tra) Sardá

Esta semana Javier Sardá ha sacado un libro. El peregrinaje de promoción al que obligan las editoriales le ha llevado por todas las cadenas privadas. El gran gurú de Tele5 estuvo en Antena 3 y Cuatro!!!! para que luego digan que la televisión española no es plural.


Sardá es como es o, mejor dicho, Sardá intenta ser como fue. El presentador más exitoso de la televisión privada, un transgresor que evolucionó desde la calidad y la creatividad a la polémica agresiva casi sin darnos cuentas un chico moderno de Barcelona que se abrió paso en la tele con unos interesantes colaboradores que dieron paso a una caterva de personajillos de medio pelo que vendían su alma y su cuerpo por cinco minutos de fama.


Todo eso fue Sardá... pero ya no more. La televisión es fugaz, todo se olvida rápido y los gustos mutan a una velocidad terrible. Muestra de ello es el batacazo que se dio intentando revivir Crónicas Marcianas en La Tribu.


En su promoción pasó por Antena 3, Cuatro y su casa. El resultado no pudo ser más dispar, aunque había algo común: Sardá quería ser un escritor bohemio y protagonista, quería resucitar su carisma y atracción de la cámara pero quedaba lejos de quién fue y eso le daba cierto aire de patetismo. A pesar de ello, lo triste fue que los presentadores se vieron sobrepasados por la locura transitoria del escritor-showman. Una, Susana Griso, decidió que lo mejor era que Sardá hiciera lo que quisiera y se moviera por el plató libremente, que llevara el programa. Otro, el más patético de todos, el capataz maligno Jorge Javier Vázquez, iba decidido a hundir a Sardá, a demostrarle que él había triunfado más en Tele5, que ahora mandaba mucho, que Sardá ya estaba olvidado... cuando uno se esfuerza tanto en desmoralizar a su rival es, sin duda, porque le tiene una gran enquina y envidia y, por supuesto, porque éste es incuestionablemente importante. Y, el tercero, Pablo Motos, fue el único que consiguió que Sardá fuera él pero dentro de la locura de su programa.


Pablo Motos siguió con el Hormiguero y consiguió que Javier Sardá, aunque intentara ir de gracioso y protagonista, se amoldara al ritmo del programa y actuara como entrevistado.

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