martes, 4 de marzo de 2008

Un debate, infinitas miradas

Imaginen dos personas mirando el cielo. Una de ellas comenta: "¡Qué azul más limpio!". La otra le responde: "Estos nubarrones anuncian lluvia".

Así me siento después de ver el debate electoral de anoche. Me maravilla la capacidad del ser humano de ver la realidad de formas tan antagónicas. Me apasiona la política, pero no digo esto por la frontalmente diferente visión de España que tienen Zapatero y Rajoy, sino por los debates ciudadanos que han seguido al político.

Aunque muchos medios y políticos han intentado erosionar el debate público en torno a cuestiones centrales en la democracia estos cuatro años, la ciudadanía española ha respondido con la madurez que tiene. Es injusto que tengamos una infravisión de España porque somos un país solidario, moderno y a la altura de Europa. Después del desgaste de una legislatura crispada, los ciudadanos han dado los dos primeros puestos en audiencia a estos debates; el primero de ellos ha sido el programa más visto de los últimos años. La política interesa; interesa más que el fútbol.

Tele5 y Antena 3 deberían volver la vista atrás y recordar el espaldarazo que los debates del 93 les dieron a sus cadenas. Esta vez se han comportado como niños malcriados que quieren seguir teniendo un trato privilegiado en el panorama televisivo. Cuatro y LaSexta han sabido lo que tenían que hacer: el debate era el mismo en todas las cadenas, les tocaba ofrecer más interpretación, más análisis, más entrevistas, más novedad... y lo hicieron. Lo hicieron dignamente.

En términos televisivos, el debate ha dado mucho que hablar. Fue precedido por el debate sobre el debate. La inconsistencia de algunos de los argumentos que se estaban debatiendo (altura de la silla, escenario, cronometraje,...) era tal que ha alimentado la desazón de los que creen que las formas son más importantes que el contenido en política.

Como periodista, creo que el papel de Campo Vidal fue intrascendente. Hubiese dado igual poner, en su lugar, al árbitro Pierluigi Colina. Olga Viza ha permitido más el intercambio no pactado de ideas, la improvisación. Hubiese sido un más democrático que los periodistas ejercieran como tal, que los políticos estuvieran abiertos a la confrontación dialéctica con un tercero. Si están seguros de lo que han hecho estos cuatro años, no deberían tener tantas normas para dar la cara.

¿Quién ganó? En primer lugar, los españoles que, con el gobierno del PP, estuvimos privados de este ejercicio democrático. No seré yo la que contradiga las encuestas, pero la uniformidad me preocupa... Que hasta El Mundo dé por ganador a Zapatero en portada, pero le siga zurrando en el editorial, me parece un último intento de desmovilizar a los votantes de izquierda: "¡Si está ganado! el domingo me quedo en casa".

En este blog quiero hablar de medios de comunicación. Por ello no profundizaré en mi opinión sobre los contenidos del debate, sobre el mensaje de los candidatos y sobre la España que dibujaron. Como espectáculo televisivo, el debate hubiese sido mucho mejor si ambos se hubiesen soltado el corsé y nos hubieran mostrado a los ciudadanos quiénes son los que nos gobiernan en realidad, sin red de seguridad (para eso están los mítines). Cierto es que, en algunos momentos, el debate subió de tono y son muchos los que lo critican. Eso es la dialéctica, la confrontación. No era una charla entre amigos, era un cuadrilátero.

No esperaba menos tensión. Esperaba más ideas de futuro.


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