En una tarde estival te cruzas con el hombre de tu vida en mitad de algún sitio y él pasa sin mirarte. En ese momento dices: "¿debería aprovechar mi don de invisibilidad para hacer el bien?".
Él te escucha, se da la vuelta y te pregunta si le hablabas a él. Te mira como si sospechara lo que pasa por tu mente y te dice, intrigante,: "No hay nada que quieras contarme que no me apetezca saber..."
Así que tú piensas que esa es la señal que necesitabas: "Aunque haya un 99% de posibilidades de fracaso, a las personas les gusta escuchar que hay un 1% de éxito".
¿A quién no le gustaría tener la palabra perfecta para el instante preciso?
Esas frases no son mías, son de Friends, Anatomía de Grey y Lost (inmejorables series). Los guionistas americanos están en huelga porque reclaman una porción mayor de la tarta que generan sus productos. Estoy segura de que cobrarán bastante pero casi me atrevería a decir que se merecen lo que pidan.
Frente a lo previsible y forzado de los argumentos de algunas series españolas, las americanas son creativas, abiertas a lo imprevisible y ágiles. ¿Qué sería de Lost sin la creatividad desbordante de sus guionistas? ¿tendrían éxito House o Anatomía sin la creación de unos personajes tan complejos? ¿qué sino un guion fantástico nos reúne en torno a los escatológicos cadáveres de Grissom o los maquillados de A dos metros bajo tierra?
Estos guionistas cuentan con los medios económicos y el casting adecuado, el mérito no es sólo de ellos. Los de House sólo hacen un capítulo por temporada. Pero, de cualquier manera, gracias a ellos el público ha sido consciente de lo que es la excelencia en la escritura narrativa y, por culpa de ellos, ha sido también capaz de ver lo cortas que se quedan algunas series nacionales.
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