El trabajo de Miguel Bosé Papito ha sido coronado como el mejor disco del año en España. No me parece mal... no es el estilo que más me gusta, pero me parece que el disco tiene duetos interesantes y le da un aire fresco a todas las canciones que, como formaban parte de nuestra banda sonora, nos renuevan también a nosotros.
Miguel Bosé tiene personalidad. No me malinterpreten, no es un filósofo ni un revolucionario del arte (tal vez en el vestir); pero, sin lugar a dudas, no es un busto parlante. Es una persona con formación, con cultura e inteligencia. Se le puede realizar una entrevista interesante en la que no necesita intentar hacer piruetas retóricas para demostrar que es una persona seria. Es decir, no es el típico artista que, en las preguntas sinuosas de Jesús Quintero, responda trivialidades barrocas que sólo demuestran que no hay contenido para soportar tanto envoltorio.
Pues decía que lo del premio no me sorprende porque, hace una semana, TVE le dedicó una gala íntegra. Intercaladas con una buena entrevista, interpretaba sus canciones versionadas acompañados de artistas como Juanes o un desdibujado Rafa Sánchez (La Unión)... bueno, en ese caso Antonio Vega sería un holograma...
Pero he ahí que el director del Séptimo de Caballería que, recuerden, dijo que la música en lata era como invitar a un gran cocinero a un programa y ponerle a descongerlar una pizza en el microondas, hizo mucho playback. Es comprensible que sea difícil ensayar con tantos artistas como los que forman parte de su disco, pero ni una canción se salvó del play back. Hace un mes cantó con todos estos artistas en Las Ventas y hubo algunas canciones que interpretó él sólo, con la grabación de su partener, pues ni siquiera por esas se atrevió a cantar...
Eso sí, como pizza precocinada fue de las mejores.
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