A la derecha, con la defensa bien alta, mirada penetrante y 52 años de recto españolismo, el gallego futbolero, Mariano Rajoooooy!
Cuatro ofreció anoche una entrevista agresiva al líder de la oposición. Iñaki Gabilondo no concedió un respiro a Mariano Rajoy, la tensión era palpable. El periodista hizo discurrir el discurso por donde más le interesaba, recogió el guante y entró a responder todas y cada una de las afirmaciones que el líder del PP dejaba caer. Fue más un debate que una entrevista.
La experiencia de Gabilondo en el cuerpo a cuerpo es un valor añadido a su maestría innata. Su compromiso ideológico es sal en una herida que le impulsa a cuestionar cada una de las opiniones del entrevistado y le intenta hacer ver sus contradicciones.
Habrá quién crea que es un político metido a periodista. Sin duda, yo no lo creo. Todos tenemos que interesarnos por la política y, como periodistas, nuestro compromiso es informar y formar, servir de correa de transmisión entre el poder y la opinión pública, descodificar y contextualizar la actualidad para que la ciudadanía la entienda. Ello no puede hacerse sin un compromiso personal con la política, con el civismo en su más amplio sentido.
Rajoy acabó dando tres golpes en la lona. Pidió no seguir hablando de las sedaciones en Leganés y terminó diciendo que él había ido para hablar de la educación y no de los temas a los que le había llevado el entrevistador.
Sin duda, Iñaki Gabilondo llevó la entrevista por donde quiso. Pero, señor Rajoy, lo cierto es que su campaña de crispación y sus declaraciones sobre las bodas homosexuales, el terrorismo, los inmigrantes y las costumbres españolas,... se lo habían puesto muy fácil al periodista. Usted le enseñó sus armas antes de ir e Iñaki supo adelantarse a cada uno de sus movimientos.
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